Diciembre



5 de diciembre

En Adviento renovar la alegría de la esperanza

Colocar nuestro espíritu en el tiempo litúrgico que acabamos de iniciar. Dios es el que viene. Y eso pertenece a su esencia: es el que siempre se da. Y yo vivo entonces en confianza, en esperanza, en abandono: Dios viene a mí, aunque yo le haya fallado tantas veces. Viene no solo ayer ni solo mañana, sino en este instante. Preguntarnos sobre la alegría de la esperanza para corregir actitudes negativas o derrotistas.



6 de diciembre

Inmaculada: valorar la gracia y el amor a Dios

En 1858 la Santísima virgen se apareció a santa Bernadette y le reveló su nombre, la Inmaculada Concepción. Manifestaba así su agrado ante la definición de ese dogma, cuatro años antes. Como Ella, nosotros queremos valorar la gracia que Dios nos ha donado. La gracia es la divinización, la vida de Cristo en nosotros. Crecer en gracia es crecer en amor.



7 de diciembre

Precursores como el Bautista

San Juan Bautista es uno de los protagonistas del Adviento. Su vocación está en función de Otro: solamente es un precursor. Toda su vida está en orden a Cristo: aparece, lo anuncia, la gente sigue a Jesús y su estrella declina, hasta que es encarcelado y degollado. Intención recta: también nosotros somos solamente precursores de Cristo: darlo a conocer en cualquiera de nuestras formas de actuar.