Enero



29 de enero

Aquel que me ama…

Aquel que me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos en él nuestra morada. Pedir amor supone darlo antes. Guardar su palabra es la consecuencia. Hacer que se nos entrañe, al descender a las regiones abisales de nuestra alma. Entonces nos identificaremos con el Hijo, y nos convertiremos en morada de la Trinidad, adelantando el Cielo.



30 de enero

Vocación sacerdotal

Dios nos ha elegido, en Cristo, antes de la creación del mundo. Tener la conciencia de haber sido elegidos a través de esa indescriptible combinación de posibilidades, para llegar a lo que somos. El misterio de la vocación se va revelando poco a poco, suave y fuertemente. El hombre supera infinitamente al hombre, porque Dios lo sostiene. Hacer que sea el amor lo que sostenga nuestra fidelidad.



31 de enero

El pecado del sacerdote

Si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará?, preguntaba el Señor. Y, ¿qué es lo que nos desvirtúa? El pecado. Son tremendas las consecuencias, especialmente para los sacerdotes. En vez de un gran bien, harían un gran mal: si vive en estado de pecado, acaba haciendo una gran cantidad de sacrilegios. Antes morir que pecar.