Ars celebrandi
La Misa no es una acción humana, sino divina. No es una celebración profana, sino un misterio sagrado. Hemos de acercarnos a ella con temor y temblor, no sea que se convierta en algo banal, irrelevante. El ars celebrandi tiene como primera dimensión el coloquio entre Dios y sus criaturas.
Para vivir la Misa
Jesús emplea a veces el condicional: si tuvieran fe… si me amaran… si conocieran el don de Dios… Nos deja entrever algo de sus maravillas. Una de ellas es la Misa. Pensemos detalles para mejorarla, comenzando por la disposición de nuestro interior a formar el ‘espacio vital sagrado’. Con alma humilde veamos en los signos humildes –pan, vino, agua- el inefable milagro que presenciamos cotidianamente.