Orar es oír



Ojos para ver, oídos para oír

Jesús se enfada con sus apóstoles porque confunden la levadura de los fariseos y de Herodes con el pan material. Pidámosle que nos evite el embotamiento de nuestra mente, y podamos ver sus señales y oír sus verdades. Consejos de san Efrén el Sirio para desentrañar el sentido de la Escritura. Entonces podremos oír estas otras palabras del Señor: “Dichosos sus ojos porque ven lo que ven y oyen lo que oyen”.



Hablar al Invisible

En la historia de Moisés encontramos una pedagogía oracional. Como él, encontramos a Dios en la zarza, lugar sagrado, el propio corazón. Se trata de no evadirse sino de afrontar el encuentro, porque ahí Dios se revela y descubre el sentido de nuestra vida.



La luz de la vida

Los milagros de Jesús tienen un sentido espiritual. Cuando devuelve la vista a los ciegos, entendemos que Cristo es la luz de la vida. Por encima de la luz física, buscamos la luz de la verdad eterna. Necesitamos hacer constantes ajustes de nuestra voluntad con la de Dios, por eso en la oración vamos ante todo a oír. Garantizamos así que caminamos por la luz.