José enseña a orar

Santa Teresa recomienda que tomemos a José como maestro de oración. Y es que él tenía una relación singularísima, especialísima con Jesús y con María. Todo en su trato con ellos nos habla de cariño, de cotidianidad, de ternura, de confianza, de amistad. Busquemos modos como los suyos en nuestra vida de oración.



Custodiar al Redentor en la Eucaristía

San José tuvo la tarea de ser custodio del Redentor, y cumplió cabalmente esa tarea, con corazón de Padre. A nosotros también se nos confía el Redentor, especialmente en el Santísimo Sacramento. Es nuestro Huésped, y debemos ejercitar con Él la hospitalidad, esa cualidad que acoge y agasaja, con amabilidad y generosidad, a los invitados. Él viene del Padre, y de nosotros depende que se sienta como en casa en nuestros Sagrarios.



19 de marzo

San José y la humildad

Dios nos manda signos con toda su creación, pero especialmente con las personas. Y, entre ellas, con los santos. De san José quiere que aprendamos, entre otras grandes virtudes, la humildad. Permanecer en segundo plano, como comparsa dentro de un grandioso plan de Dios fue lo suyo y es lo nuestro. Es el proyecto de amor creativo; no nuestra autorrealización. Entonces humildad se vuelve sinónimo de santidad.