Jubileo de la Misericordia



 

Dar de comer al hambriento y de beber al sediento

Dios, Padre de Misericordia, nos alimenta. Agredecer a Dios la comida que nos da. Reavivar la preocupación por los que carecen del sustento diario. No desperdiciar los alimentos. Colaborar en la medida de las posibilidades para alimentar a otros: ¿qué puedo hacer yo?
Nuestro Señor Jesucristo nos da la comida y la bebida de su Cuerpo y de su Sangre. Cristo Eucaristía, se da completamente, para sostenernos y darnos el anticipo de la vida eterna.

 

 

 



 

Vestir al desnudo y visitar al encarcelado

Reflexiones sobre dos obras de misericordia materiales, que abordan diferentes tipos de pobreza: la de quien no tiene vestido y la de quien carece de libertad.

 

 

 



 

Dar posada al peregrino

“Ahora, en estos tiempos, Cristo sigue buscando amigos que lo acojan en los emigrantes o desplazados”.