Dar gracias siempre y en todo
In ómnibus gratias agite, recomienda san Pablo. Si ya en la Antigua Ley es muy frecuente la actitud de alabar y bendecir, incluso de exultar con Dios, cuánto más luego de la Redención. Hagamos recuento de los bienes de naturaleza y gracia que Dios nos ha dado de manera completamente gratuita. Acabaremos convenciéndonos de la necesidad de llevar una vida de acción de gracias.
Agradece todo
Dice san Pablo: “vivan como verdaderos cristianos… en continua acción de gracias”. El agradecimiento a Dios supone el reconocimiento de un amor originario del que procede todo cuanto ocurre, y de la realidad nuestra de creaturas: todo es don. Para agradecer a Dios cuanto sucede, acostumbrémonos a ser agradecidos con el prójimo.