Alma sacerdotal



Sacerdocio con Cristo

San Josemaría, sacerdote santo, nos enseña a amar lo esencial del sacerdocio, que es el ofrecimiento del sacrificio de Cristo. Todos los fieles, en la Iglesia, deben procurar el alma sacerdotal: estar junto a la Cruz, como María, que ejercita su sacerdocio en unión con el sacerdocio de Cristo.



La Misa y el Sacerdote

“La Misa es el primer deber del sacerdote, y la necesidad más profunda de su alma”. Palabras de un sacerdote santo, enamorado de la Eucaristía: san Juan Pablo II. Lo mismo enseñaba san Josemaría, y otros santos eucarísticos: Cura de Ars, san Alfonso. Ponernos bajo su protección, así como también bajo la de san Juan Evangelista, sacerdote amado.



Conectar Cielo y tierra: Alma sacerdotal

Por el carácter del santo bautismo, todos los fieles participamos del sacerdocio de Cristo: linaje escogido, sacerdocio real, nación santa. Tomar conciencia de que somos un pueblo realmente sacerdotal, y como tales hemos de lograr la unión de lo celestial y lo terreno. Cualquier persona que se acerque a nosotros debería experimentar que lo elevamos sobre lo puramente material.