Amor a Dios



Corazón limpio

La Purificación de María en el Templo nos recuerda la bienaventuranza de los limpios de corazón, que son los que ven a Dios. La vida espiritual es un asunto amoroso, y por eso se precisa la correcta jerarquía de afectos para ver a Dios, es decir, para ser contemplativos. No se trata de ser insensibles a las cosas buenas, sino de lograr que ellas nos unan más a Dios.



Por qué el amor

En el evangelio del viernes de la semana III de Cuaresma, el Señor confirma el primer mandamiento: Amarás. Para pedirlo, antes tiene que ser dado, y es que la esencia de Dios es el amor. Pero, ¿cómo enseñar el amor, si es personal? Mons. Martínez da tres reglas: personalizar, llegar al corazón y vivirlo como arte, según la forma propia.



La caridad es de Dios

Idea madre: Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en Él. Amar a Dios en la contemplación y al prójimo en las obras. Optar siempre por la caridad: el menor acto de caridad vale más que la suma de todas las obras hechas sin ella.