Agosto



Agosto 2

Alegrarnos con los ángeles

“Mi ángel y yo”, ¿qué estaría escrito en ese libro? Quizá pocas líneas, porque consideramos poco esa consoladora compañía y protección. Pensar en ese mundo tan por encima del nuestro, de tanta magnificencia y esplendor, nos alegrará. Hacer ejercicios de espiritualización, es decir, de trascender la pura materialidad, nos hará más familiar el mundo de los ángeles.



Agosto 3

Unidad del espíritu

En la carta a los Efesios dice san Pablo: “Que viváis una vida digna de la vocación a la que habéis sido llamados... continuamente dispuestos a conservar la unidad del espíritu”. Podemos preguntarnos si está teniendo unidad nuestro espíritu. Si conservamos una confluencia de todos nuestros sentidos y potencias hacia un mismo punto. La labor de la gracia es reunificar, buscando dirigirnos a un centro: el amor a Jesucristo.



Agosto 4

Confesión del sacerdote y sacerdote confesor

Nos convendrá sorprendernos -como los judíos al oír que Jesús perdonó los pecados del paralítico- de la capacidad que Dios ha concedido a hombres pecadores: la de perdonar pecados. El sacerdote que es consciente de su pecado -y, por tanto, que se confiesa- tendrá más capacidad para ser misericordioso. Consejos de san Alfonso María de Ligorio a los confesores.