Agosto



26 de agosto

Santa Misa con Protagonista del drama

La Misa es un drama, con un protagonista y un antagonista. Con un desarrollo del conflicto (del Génesis al Apocalipsis), con un clímax (la doble consagración), y con una victoria del protagonista (Cristo vence al demonio, a la muerte y al pecado). Participar en el drama de manera consciente (dándole el sentido sacrificial), activa (desde el corazón), y fructuosa (sabiendo que de ahí se siguen todos los bienes).



27 de agosto

Fe en un Amor providente

En medio de la tormenta, los apóstoles despiertan a Jesús despiertan para que los salve. Él les reclama su falta de fe (Cf. Mateo 8, 27ss). Admirable. ¿No hubiéramos hecho nosotros lo mismo que ellos? Pero al ordenar al viento y al mar que enmudezcan, nos reafirma su Omnipotencia. Este poder está mediado por el Amor. Pensemos en la fe de santa Mónica cuando con oraciones y lágrimas de muchos años obtiene la conversión de su hijo Agustín.



28 de agosto

Contempla las llagas de Cristo

Miren mis manos y mis pies… es la tarjeta de identidad de Jesús. Los asombrados apóstoles ven esas manos y esos pies perforados por las llagas. Una llaga no es igual que una herida; esta se cierra, cicatriza y tiempo después, desaparece. La llaga permaneces abierta. Así ha querido Jesús permanecer por toda la eternidad. Nos invita a un modo místico de oración en el que abandonemos lo extrínseco y formal, por el trato contemplativo y de contacto.