Como niño indigente
Sabía Jesús que tendríamos necesidad de una madre, y nos deja a la suya. Nunca perdamos la conciencia de ser niños, indigentes, imprudentes, incapaces, enfermos, hambrientos… también de cariño femenino, materno, tierno. Vivamos nuestra jornada con una viva conciencia de necesitar su auxilio, consagrándonos a Ella y encargándole cada actividad.