Sagrada Escritura



Encontrar la guía en el Evangelio

La parábola del sembrador es “autobiográfica” (Benedicto XVI). Jesús muestra la poca respuesta de sus oyentes. Pero tratemos de ser tierra buena, donde la palabra de Dios produzca fruto. Tratemos de leer con el corazón sus palabras y darles todo el crédito, pues proceden de Dios y dan la vida eterna. Creamos que esto es así con todas nuestras fuerzas.



Escucha y practica

¿“Quiénes son mi madre y mis hermanos? Los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”. Vigilemos para no escuchar las voces del mundo, de la serpiente, de la naturaleza desordenada. Atendamos a las palabras de Jesús que recoge el Evangelio: pocos minutos diarios de lectura meditada cambiarán nuestra vida.



Para oír a Dios

Valorar los salmos como palabra de Dios que se convierte en oración del hombre. El n. 80 es especial, porque Dios mismo es quien habla: pide ser escuchado. Y que, si lo hacemos, nos irá muy bien. ¿Cómo escuchar a Dios? Preparándonos: primero, callándome. Luego, dejando de hacer lo que estoy haciendo (lo que ocupa mi mente). Tercero, no tener prisa.