Pascua, Aleluya, Alegría

Ya avanzada la Pascual intentemos interiorizar la liturgia de estas semanas. Atendamos, por ejemplo, a las múltiples veces que repetimos “aleluya”, expresión bíblica de júbilo que significa “Alabad a Yahvé”. Que sea Jesús resucitado la causa de todas nuestras alegrías. La alegría es de Dios, la tristeza es del demonio. Estar alegres es decirle a Dios: ‘Tu plan funciona’, muchas gracias. Nuestra alegría aumenta la suya.



Que el Espíritu Santo te guíe en cada acción

Jesús reprende con dureza a quien se opone al Espíritu Santo. Abrirnos para que el Espíritu de Verdad baje hasta las profundidades de nuestro yo, para que en cada acción seamos movidos por Él.



El Espíritu Santo te santifica

La obra de la Redención de Cristo no se cierra con la Resurrección: tiene su plenitud en la venida del Espíritu Santo. Dejarnos llevar por el soplo que nos lleva siempre hacia lo alto. Revisar si están presentes en nosotros los frutos del Espíritu.