Junio



Junio 23

Consagrarse al Corazón de Jesús

Las unciones que hemos recibido en los sacramentos suponen una consagración, es decir, una afirmación de pertenecer a Dios que es exclusiva: hacer algo sagrado. Lo contrario sería la desacralización e incluso el sacrilegio. Afirmamos nuestro deseo de pertenecer al Sagrado Corazón del Señor, haciendo la ofrenda de nuestra vida.



Junio 24

San Juan Bautista y la purificación

Jesús elogia al Bautista como a nadie: ninguno es mayor que él. Desaparece para presentar al Señor. Pero, tanto con su vida como con su predicación, invita a la penitencia. La penitencia no es solo necesaria para el perdón de los pecados sino también para el encendimiento en el amor. Busquemos manifestar nuestro amor al Señor sufriendo por Él.



Junio 25

Alivia la soledad del Corazón de Jesús

Parecería que Jesús estuvo siempre acompañado en su vida pública. Sin embargo experimentó soledad, incomprensión, cerrazones. Y, aunque tuvo quienes lo quisieron bien, como Lázaro, Marta y María, permanecía siempre su soledad oculta. Busquemos cubrirla con el amor de nuestros propios corazones.