Septiembre



Septiembre 5

Cristo se forma en nosotros

San Pablo nos habla constantemente de la presencia de Jesús en nuestra vida. Pero no como una presencia meramente extrínseca, sino que “nuestra vida está escondida con Cristo en Dios”. Y es que si estamos escondidos en Cristo es porque estamos unidos a Él, que vino a traernos su vida en abundancia. La unión con Cristo supera toda unidad que alcancemos a representar con cualquier símbolo. Cristo es más yo que yo mismo.



Septiembre 6

Unidad en Dios

La unidad se precisa para sacar adelante proyectos comunes. También para resistir las embestidas. O para constituir una nación. Pero la unidad a la que el Señor nos invita (“Que sean uno, como tú, Padre en mí y yo en ti, que sean uno en nosotros”) es la misma unidad de la Trinidad. La invitación a cuidar la unidad va mucho más allá de la funcionalidad.



Septiembre 7

El demonio y sus argucias

Meditar en la rebeldía angélica, de la que proceden los males en el mundo de ellos y en el de los hombres, nos resulta saludable para atender al peor pecado: la soberbia. Y también para precavernos contra las argucias infernales, sabiendo que satán estudia nuestra psicología para descubrir cómo puede hacernos caer. El demonio viene —decía el cura de Ars— en cuanto perdemos la presencia de Dios.