Amor a Jesús



Tener sed y beber

Jesús clamó en el Templo, el último día de la fiesta: Quien tenga sed, que venga a Mí. Y más adelanta dijo: De aquel que cree en mí brotarán torrentes de agua viva. Para que nuestra vida se llene de fruto, tenemos que beber en Jesús: cada eucaristía, cada oración, servirá para calmar nuestra sed.




Jesús es tu Dios y tu todo

La confesión de Pedro en Cesarea de Filipo tiene un eco –en negativo– en la pregunta de Caifás: ¿Eres el Hijo de Dios? Responder afirmativamente condiciona absolutamente, pues entonces Jesús se hace todo en todos. Por el Pan y la Palabra vamos adquiriendo la transformación en Él, que determina nuestra eternidad.



Quién es Jesús para ti

¿Quién dice la gente que soy Yo? Pero sobre todo, ¿quién es Él para ti? Tu descanso, tu alegría, tus respuestas, el sentido de tu existencia, el porqué de tus esfuerzos, la ilusión de tu futuro… y tú mismo. Mi Dios y mi todo, repetía san Francisco de Asís. Un todo que cada vez te totaliza más.