Tibieza



Retrasado por tibio

Un principiante que no avanza se convierte en retrasado. ¿Quién es el candidato a caer en ese triste estado? El que no subordina la actividad natural a la sobrenatural, es decir, el que vive más de las virtudes morales que de las teologales. No se alimenta entonces de los misterios de la fe, sino de sus propias capacidades y logros. Se convierte así en alma retrasada.



Enfermedad de la tibieza

El demonio recibe muchos nombres en la Sagrada Escritura: Belial, Belzebú, Abadón, etc. Los Padres hablan de otro: el diabolus meridiani, el diablo del medio día. Es la acedia o tibieza, la falta de entusiasmo por el amor de Dios. No amar lo que es máximamente amable. Entonces se suple por cualquier otra cosa. Se evita cuidando las cosas pequeñas por amor y aceptando los sufrimientos que nos mande Dios.



Almas tibias retardadas

“Has perdido el fervor de tu primera caridad…” ¿Por qué tan dura la palabra contra los tibios? Porque es un mal imperceptible, algo así como un veneno suave pero mortal. Se evita la tibieza al subordinar la actividad natural a la sobrenatural. De otro modo, el tibio, además de su mundanización, puede acabar siendo un quiste en medio de otros que sí luchan.