Tibieza



Los pájaros que roban la semilla

En la parábola del sembrador (Mateo 13, 1ss), Jesús nos describe la situación del alma superficial. Él arroja el grano, pero como cae junto al camino, se lo roban los pájaros. Demasiado a la vista, los ladrones se aprovechan. Busquemos la esencia de las cosas, la profundización en las verdades de fe. Por ejemplo, la hondura con que vivimos la Santa Misa.



Tibio: el hijo mayor de la parábola

El hijo mayor en la parábola del hijo pródigo es el prototipo del que está en las cosas de Dios a regañadientes, resentido, amargado, buscando su provecho personal. Todos tenemos ese riesgo si dejamos languidecer el fuego del amor. Resultará entonces difícil reconocer y remover la tibieza. ¿Itinerario? Descuido de lo pequeño, actuación de modo solo natural (sin aplicar las virtudes teologales), y rechazo de la cruz.



Almas retardadas

Como toda vida, la interior debe crecer, a riesgo de decrecer. El que no avanza, retrocede. Particular importancia revisten las crisis de crecimiento. Hay muchas almas retardadas porque no transitaron del ser principiantes a ser aprovechados, y se quedaron en el enanismo espiritual.