Octubre



20 de octubre

Oración de quietud

Vengan conmigo a un lugar solitario para que descansen un poco (Mc 6, 31). La esencia de Dios es el amor, lo que equivale a decir que la esencia de Dios es la unión. El “lugar solitario” es el propio corazón, y allí, con Jesús, podremos descansar en la oración de quietud, donde “las palabras resultan pobres, y se deja paso a la intimidad divina, en un mirar a Dios sin descanso y sin cansancio” (S. Josemaría).



21 de octubre

Darle gloria a la Trinidad

Agradecer a Dios el habernos hecho conocer el misterio de Sí mismo. Actitud de adoración, pues la Trinidad es el principio y fin de todo. “Para conocer y contemplar este misterio fueron creados los ángeles en el cielo y los hombres en la tierra”. No tiene otro sentido la vida de todo hombre: la conciencia de este fin nos ayuda a rectificar la intención y a no pretender sino la gloria del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.



22 de octubre

Tus Misas se van a la eternidad

Que el Espíritu Santo nos ayude a profundizar en el misterio de la Santa Misa y su importancia en nuestra vida y en la de toda la humanidad. Se trata de un gran misterio: el Sacrificio del Altar es el mismo del Calvario. Es el mayor de todos los milagros, y las Misas oídas en nuestra vida serán el mayor consuelo a la hora de nuestra muerte. Y nos acompañarán al juicio de Dios.