Octubre



14 de octubre

La Cruz de Jesús es mi cruz

Mc 8, 35: “Jesús llamó a la multitud y a sus discípulos y dijo: ‘el que quiera venir conmigo, que cargue con su cruz y que me siga’”. Los oyentes de Jesús sabían más claramente que nosotros lo que la cruz significaba: el instrumento donde, de manera atroz, se entregaba la vida. Por eso Jesús continúa: “Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que la pierda por Mí y por el Evangelio, la salvará”. Se trata de un llamamiento a la donación sin reservas: nuestra vida en su totalidad está comprometida..



15 de octubre

Jesús es el buen samaritano

¿Cómo ser buen samaritano para las necesidades del prójimo? Identificando nuestro corazón con el Corazón de Cristo. Entonces seremos el Salvador que se inclina ante las miserias, que cura, nos sube en su cabalgadura, nos lleva al mesón y paga toda nuestra deuda. Solo así comprenderemos el dolor y misterio de cada alma, y tendremos hacia nuestro prójimo comprensión, respeto y paciencia.



16 de octubre

Corazón divino y humano

Haurietis aquas, dice el capítulo 12 del profeta Isaías: “sacaréis aguas”. ¿Qué significa? Ir a beber en el agua, que mana del Corazón herido del Crucificado, con gozo de las fuentes de la salvación. Vayamos también a beber a esa fuente, porque de ahí brota todo el amor humano y divino del Salvador. La secularización del amor consiste en separar el amor humano de lo divino, y nuestro peligro es amar a Dios con amor frío, como el sol de invierno. No separar el amor de eros del amor de ágape en el trato con Jesús.