Presencia Real



Presencia entrañable

Además de verdadera, real y sustancial, la presencia de Jesús en la eucaristía es también entrañable. Conmueve verlo escondido en el alimento de los pobres y de los niños; en aquel manjar de enorme sencillez incluso en su preparación. Como para animarnos a ser niños al recibirlo, haciéndonos pequeños para que Él nos engrandezca.



Reconocerlo al partir el pan

Minuciosamente narra san Lucas el pasaje de Emaús. Meditaremos la última frase: “Y lo reconocieron al partir el pan”. Ni cuando les explicaba las Escrituras y sentían arder el corazón, ni cuando lo invitan a quedarse con ellos, lo re-conocieron. Pero ahora sí: pensemos nosotros si también lo re-conocemos en los momentos eucarísticos: la compañía del sagrario, las ansias de comulgar, el sacrificio de la Misa. Vivir cada detalle eucarístico con el corazón de María.