Santidad



Retrato de un cristiano

¿Cómo querría Jesús que fuésemos? Él nos contestaría: quisiera que fueras misericordioso, manso y humilde, puro de corazón, que lloraras con las lágrimas salvadoras, que fueras pobre de espíritu… es decir, que te vieras en el espejo de las bienaventuranzas. Pensemos en la que habla de los que lloran: hay una tristeza buena, que procede del dolor de nuestros pecados y de la presencia de la cruz en nuestras vidas.



Miedo a ser santo

El cardenal vietnamita Van Thuan, que tanto sufrió para permanecer fiel a la fe, confiesa que, durante toda su vida, tuvo miedo a ser santo. Porque eso supone dejarnos en un abandono total en las manos de Dios, y llegar hasta el final en la entrega. La santidad es la unión del hombre con Dios por la gracia de Cristo, en el ejercicio de las virtudes teologales.



La Voluntad de Dios es nuestra santificación

I Tesalonicenses 4, 3: Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación. No se trata, pues, de una ocurrencia, o de sentirnos superiores a la media; es, simplemente, el proyecto de Dios para todo hombre, manifestado en Cristo. Y la santidad es amor, es profundidad de vida interior, es dar el máximo relieve y la mejor ejecución a las normas de piedad.