Pecado



Poder del pecado en nuestros corazones

La liturgia de la palabra de la Cuaresma es una constante invitación a la contrición. La primera lectura de hoy, viernes de la I semana de Cuaresma, nos presenta las advertencias de Dios, tanto al pecador para que se convierta como al justo para que mire no caer. Revisar las raíces de pecado que todos podemos tener, especialmente en las omisiones.



Es una tragedia ignorar las consecuencias del pecado

El pecado no formaba parte del plan de Dios, como tampoco la enfermedad, la muerte, la ignorancia, la concupiscencia. Las consecuencias del pecado son terribles, como ya lo intuyó la tragedia griega clásica. El pecado paraliza, como a la mujer de Lot, y convierte en un bloque de piedra, pesado e inmóvil. Finura de alma, contrición, reconocimiento y desagravio.



Teme a los que pueden matar el alma

Jesús invitó muchas veces a no tener miedo. Pero también invitó a sí tenerlo cuando se trata de aquellos que pueden enviar el alma a la gehenna (cf. Mateo 10, 28). El mundo padece de una “debilidad de oído” para escuchar esa advertencia de Jesús, cuando no de una auténtica sordera. Si yo no la padezco, si conozco el riesgo de perder la eternidad, tengo el grave deber de dedicar mi vida a la salvación de las almas.