Que no te atrape lo material
En el domingo XXXIII, casi al término del año litúrgico, consideramos el discurso escatológico de Jesús frente al Templo de Jerusalén. El Señor profetiza la destrucción de Jerusalén antes de que pase la generación presente, uniéndola a la profecía del fin del mundo. Vivir vigilantes, atentos al enemigo de Dios llamado “mundo”, que puede perdernos por la avaricia.