Pobreza



Bienaventurados los pobres (vaciar el corazón y llenarlo de Dios)

El misterioso Rabí había comenzado invitando a la conversión y anunciando la cercanía del Reino. Pero en un momento dado presenta su programa de felicidad: las Bienaventuranzas. Comienza por el de la pobreza de espíritu, que supone vaciar el corazón para que Dios tenga cabida. Por eso, “si el espíritu de pobreza se resquebraja, es que va mal toda la vida interior”.



Busca los bienes de arriba

Puesto que han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo (Col 3, 1). Y continúa san Pablo: Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto con Cristo y su vida está escondida con Cristo en Dios. Buena oportunidad para revisar si amamos la pobreza y el desprendimiento. No porque seamos personas desencarnadas, sino porque tenemos la convicción de cuáles son los bienes verdaderos.