Dador de Vida
En la Solemnidad de Pentecostés, consideramos el gran Misterio del Vivificador. Desde el principio de la Creación, el Espíritu de Dios se cernía sobre la superficie de las aguas, para dar Vida. El profeta Ezequiel habla de la vivificación de los huesos secos. Nosotros advertimos esa Vida porque nos lleva a actuar desde la fe, percibiendo los dones y dando sus frutos. Plenitud que permite santificarnos.