Adviento



20 de diciembre

Arriesgarse con Jesús

¡Oh llave de David y cetro de la casa de Israel! El Esperado tiene la llave que abre y cierra, que rescata de las mazmorras de las tinieblas y la muerte. Con la Antífona de hoy le pedimos que nos libere del letargo de una vida de oración rutinaria y gris, sin encuentros con Jesús. Arriesgarnos al mundo nuevo, despreciando los obstáculos.



Don sobre todo don

La vida terrena de Jesús no comienza en Belén, sino que comienza en el vientre de María. Se va formando de Ella, y su cuerpo es real, de verdadera carne humana. Verdaderamente hombre, es verdadero Dios. Nos viene a descubrir el profundo designio para el ser humano: ser hijo de Dios. Conciencia que hemos de pedir y fomentar, pues está llena de consecuencias.



Disponer el corazón para Navidad

Al acompañar a los Peregrinos en su viaje de Nazaret a Belén, buscamos el recogimiento y la purificación del corazón. Como ellos, el contenido de nuestra mente ha de ser uno: Jesús. Nos ayudará la mortificación interior, para darle sólo alimento positivo a nuestro psiquismo.