Sagrada Escritura



Escucha y practica

¿“Quiénes son mi madre y mis hermanos? Los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica”. Vigilemos para no escuchar las voces del mundo, de la serpiente, de la naturaleza desordenada. Atendamos a las palabras de Jesús que recoge el Evangelio: pocos minutos diarios de lectura meditada cambiarán nuestra vida.



Para oír a Dios

Valorar los salmos como palabra de Dios que se convierte en oración del hombre. El n. 80 es especial, porque Dios mismo es quien habla: pide ser escuchado. Y que, si lo hacemos, nos irá muy bien. ¿Cómo escuchar a Dios? Preparándonos: primero, callándome. Luego, dejando de hacer lo que estoy haciendo (lo que ocupa mi mente). Tercero, no tener prisa.



Como María meditar la Palabra de Dios

Un hermoso título para María: alba sicut nix, blanca como la nieve. Ella es Inmaculada, icono de la Iglesia, de lo que todos deberíamos ser. Pensemos en una de sus actitudes fundamentales: la escucha de la Palabra de Dios. Preguntarnos qué suponen para nosotros las palabras con que Dios ha querido iluminar nuestra vida. Son palabras que han de configurarnos.