Cruz



Jesús levantado sobre la Cruz

Figura del Crucificado, la serpiente de bronce que Moisés levantó en el desierto. En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo. No tenemos otro. Amar la cruz, porque amamos al Crucificado. Y entonces nuestra vida se llenará de eficacia.



Asume tu propia cruz

En la semana previa a la Santa, nos planteamos que esa semana sea en verdad santa, porque meditas la Pasión del Señor. Y porque aceptas su invitación: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo… Que la aceptación honda de la cruz nos aumente el amor sin producirnos queja ni amargura.




Sube a Jerusalén

El miércoles de la II semana de Cuaresma el Evangelio recoge la invitación que Jesús hace a sus discípulos: subir a Jerusalén, para ahí ser entregado, azotado, crucificado. Es la invitación a acompañarlo en su Pasión, de la que sacamos fuerza para amar nuestra propia cruz.