Cruz



La imprescindible cruz

En el camino de Emaús, Jesús reclama a Cleofás y a su acompañante la dureza de corazón para entender que, de acuerdo a los profetas, era necesario que el Mesías padeciera para entrar en su gloria. Quizá les habrá recordado los cantos del Siervo de Yahvé del profeta Isaías. También para nosotros es necesario pasar por la cruz. No existe otro modo de andar con el Maestro.



Los frutos de la Cruz

Es un don que hemos de anhelar el de amar la cruz, en cualquiera de sus modalidades: física, moral, activa, pasiva… El cristianismo no se entiende sin ella, y en la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo encontramos la fuerza que nos conforta. Entonces nuestra vida tendrá eficacia sobrenatural.



Ama la Cruz

¿Amar la Cruz? ¿No parecería algo contradictorio? Los orientales gustan de la cruz gemmata, es decir, de la cruz adornada con joyas. Los latinos prefieren el realismo del crucificado. Ésta nos lleva a la primera, la del Cristo glorioso. Y nos sirve para, con la meditación de la Pasión, afrontar animosamente, amándola, la cruz que el Señor disponga en nuestra vida.