Cruz



Sin Cruz no hay fruto

La herejía protestante negó el carácter sacrificial de la Misa, aceptó el divorcio y quitó el celibato. Jesús dijo que el grano de trigo, para dar fruto, tenía que morir. Así sucede en la vida de cada persona, de cada parroquia, de cada diócesis. Si se escamotea la cruz, aparece la esterilidad. La redención viene de la cruz, y el amor se demuestra crucificado.



Cruz: amarla y alegrarnos con ella.

La sombra de la Cruz se proyecta en toda la vida del Señor. Y también en la historia del cristianismo… y de cada cristiano que busque asociarse a la gloria de la resurrección. No la cruz del asceta que se desgasta por un ideal personal, sino la Cruz regada por la Sangre del Crucificado. Una cruz sin amor trae consigo la amargura y la rebeldía. Meditación del Via Crucis y amor a los crucifijos.


Amor y Cruz

Jesús anuncia que será entregado a la muerte, y los Apóstoles no lo entienden. Él se dirige voluntariamente a Jerusalén, para cumplir el proyecto del Padre. El amor se manifiesta en la entrega, en la cruz, en la capacidad de sufrir. También hoy Jesús espera de nosotros la manifestación de nuestro amor a través de la Cruz.