Espíritu Santo



Riqueza para aprovechar

“La esperanza no falla… porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Rom 5, 5). Somos introducidos personalmente en la vida de Dios. Con el Espíritu Santo tenemos una riqueza incalculable, el asunto es que sepamos aprovecharla. La conciencia de su acción santificadora nos llevará a invocarlo.



Espíritu Santo, frutos y dones

Jesús rogó al Padre para que nos mandara otro Consolador. Noticia sorprendente, que nos llena de gozo y de confianza. Estamos llamados a escucharlo siempre, porque el Espíritu siempre nos da sus mociones interiores. Si existen en nuestra vida los frutos de su acción, quiere decir que el Consolador está contento en nuestra alma.



El Paráclito nos santifica

“Para contentar a Dios, no había de dejar nada por hacer”, le dijo su confesor a santa Teresa. Pero ella tenía afecciones profundas a determinadas personas, que no quería dejar. El confesor le dijo que rezara el Veni Creator. Recibió luz de Dios. En efecto, solo con el Espíritu Santo alcanzamos a ver y a realizar lo que Dios desea que le demos.