Fe



Con lámparas encendidas

Estén, con sus lámparas encendidas… esa tenue luz de las lámparas de aceite nos permite equipararla a la fe. Porque con ella podemos ver en la penumbra del mundo que está más allá de lo sensible e inteligible. La carta a los Hebreos encomia la fe de los justos del Antiguo Testamento. Para nosotros, el termómetro de nuestra fe es el inefable misterio de fe de la Eucaristía.



Fe encarnada

“El que escucha mi Palabra tendrá vida eterna”. La Palabra de Cristo tiene gracia, causa gracia. Aceptar esa Palabra con el corazón es lo que constituye la fe. ¿Nos movemos siempre descubriendo la Providencia amorosa de Dios, y con la “respiración” de nuestra fe, que es la oración?



La fe lo define todo

El Bautista ve a Jesús y dice que es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Si sé descubrir a Jesús, mi vida estará empapada de fe. Si realmente tuviera fe, mi vida adquiriría una dimensión nueva. Incluso en las situaciones más dramáticas, el hombre de fe descubre la Mano de Dios.