Adorar la Sagrada Eucaristía



Adorar la Eucaristía y no los ídolos

“Solo a Dios adorarás”, dijo Jesús a satán en la tercera tentación. El Catecismo advierte que la idolatría –en cualquiera de sus múltiples formas– es un peligro constante para la fe. El Señor ha querido darnos un medio muy concreto: la Presencia Real de todo un Dios oculto en el Pan. Siendo “esencialmente eucarísticos” conjuramos el riesgo de cualquier idolatría.



Dogma del cristiano: pan en Carne

Dogma datur christianis, quod in carnem transit panis, et vinum in sanguinem. Misterio que rebasa la capacidad de comprensión humana. Misterio que revela el Amor infinito de Dios por cada hombre. Herencia permanente e inagotable, podemos recurrir a ella para cualquier necesidad. Una vez más, porque el prodigio es infinito, volver a asombrarnos.



Con cariño nuevo

Nunca pagaremos debidamente el don eucarístico: ni con el culto más esplendoroso, ni con la adoración más rendida, ni con el amor más vehemente. La Eucaristía va más allá de toda medida, y ella mide el valor de una vida.