Amor a Jesús



Permanece en Mí  - Permanece en mi Amor

Deuda de gratitud con Dios por tener un Fundador santo. Nos dejó su ejemplo, y también su enseñanza, toda ella basada en la Sagrada Escritura. Basta que distingamos una frase de san Josemaría y podremos buscar referencias bíblicas. Por ejemplo cuando habla del “secreto” de la perseverancia: el Amor. Jesús pide que permanezcamos en su Amor, y viviremos amando, inmunes a la falta de perseverancia.



La Samaritana: sed de Dios y sed del hombre.

Los personajes del Evangelio, además de ser históricos, manifiestan también situaciones del alma. En este caso, en la mujer samaritana, se descubre la sed de Dios y la sed de quien no tiene a Dios. Lo impresionante es que es Dios el que nos busca, y su deseo brota de las mismas profundidades de su ser. Darle de beber significa darle nuestro corazón orante.



Les deseo que sean consolados en sus corazones

A los Colosenses (2, 2) manifiesta san Pablo su amor paternal al escribirles: “Les deseo que sean consolados en sus corazones”. Y es que todo hombre es indigente, carente, necesitado de consuelo. Y lo es particularmente en el fondo de su yo, en su corazón. Ese consuelo es Jesús y, al recibir su consuelo, nos convertimos en consoladores suyos: Él tiene sed de nosotros. Seremos consolados con la oración contemplativa, donde se dan verdaderos encuentros y uniones.