Vengan a Mí
Jesús tiene un corazón compasivo, comprensivo. Sabe que necesitamos descanso, y nos dice que para lograrlo hemos de “ir a Él”. Y que debemos atarnos a su yugo, es decir, a las reglas del amor. Tenemos las prácticas de piedad que nos permiten mantener una continuidad de presencia suya. Entonces nos saldrá espontáneo el agradecimiento por sus múltiples dones.
Jesús como amigo
Felipe, ¿hace tanto tiempo que estoy contigo y aún no me conoces? Pregunta siempre actual con cada uno como interlocutor. Desea que lo conozcamos como amigo cercano, indecible, mendicante, fiel, accesible, incondicional. La amistad es recíproca: así es la suya, ¿cómo es la nuestra? El peligro de la falsa humildad que nos lleva a manutenernos con un trato distante.