Identificación con Cristo



Ser Cristo, ser hijo de Dios.

Buscar a Cristo y encontrarlo es mucho más de lo que podría sucedernos con una persona humana. Porque esos presupuestos llevan a la identificación con Él, a la transformación plena. Vamos recibiendo cada vez más la participación en la naturaleza divina, y somos verdaderamente hijos del Padre. Estamos siendo gestados en un vientre –el vientre de María- que nos dará a luz a la verdadera Vida.



Jesús es mi plenitud

Si tuviera que contestar a la pregunta, ¿quién es hoy y ahora para mí Jesús de Nazaret? Ojalá respondiéramos con san Pablo: mi plenitud. En Él encuentro cuanto necesito: es mi Maestro, mi Médico, mi Medicina, mi Salvador, el Sumo Sacerdote que intercede por mí, el pastor que me conduce y los pastos que me alimentan. En Él encuentro todo, pues en Él reside la plenitud de la divinidad corporalmente.



En mí su Corazón y yo en el Suyo

“Vengan a Mí todos los que están cansados y agobiados, que Yo los aliviaré”. Conocer el modo de ser más profundo de Jesús. Encontraremos ahí nuestro descanso y fortaleza. Y nuestra fidelidad hará que nuestro corazón sea también un refugio para Él. Saber acompañarlo en su soledad, que fue su compañera en tantos momentos de su Vida.