Identificación con Cristo



Ser Jesús

Jesús dice que quien hace la voluntad del Padre es su hermano, y su hermana y su madre. Dicho en otras palabras, la voluntad de su Padre es que seamos Él mismo. ¿Yo soy Cristo? ¿Me lo creo? ¿Ve a través de mis ojos y piensa con mis pensamientos? La gota que soy yo, que somos cada uno, se integra en el mar infinito del Ser del Verbo. Todos los cristianos podemos y debemos ser no solo otro Cristo, sino el mismo Cristo.



Custodiar en nosotros al Redentor

Nuestra fe se basa en un evento: la Encarnación del Verbo. Y en ese evento nos hemos de ver reflejados todos. Custodiemos en nosotros al Redentor, como san José, para que se cumple el evento fundamental: que el Verbo también se encarne en mí. Y eso se hace posible cuando, como José, somos fieles al plan de Dios.



Humildad en Belén, en Nazaret, en la Hostia…

La vida y las enseñanzas de Jesús son una constante invitación a la humildad. Sabe que con ella se despeja el camino al Cielo, así como la soberbia es el principal obstáculo. La humildad no es tanto aborrecerse a sí mismo (eso lo hace también el diablo), sino olvidarse de sí mismo. Pasar oculto, ser obediente, agradecido, colocarse en el último puesto, no discutir… pero sobre todo, llenarse de amor a Dios.