El Señor es mi Pastor
Meditando el salmo 23 (Vg 22) encontraremos gran paz. Tomando conciencia de Quién es nuestro Pastor, no temeremos incluso atravesar cañadas oscuras. Nos sentiremos reconfortados con pastos abundantes y fuentes tranquilas. Nuestros enemigos –el mundo, el demonio y la carne– se verán burlados y abrigaremos la convicción de habitar en casa del Señor por años sin término.