Caridad



La Caridad es dada antes

“Amen a sus enemigos; oren por quienes los persiguen y calumnian”. ¿Cómo ser capaces de vivir una norma tan alta? Porque la caridad nos es dada con el Espíritu Santo. De modo que nuestras fallas en la caridad no serán por tener mal carácter, sino por falta de vida interior. Industria humana de la madre Teresa de Calcuta: en cada dedo, una palabra: “A Mí me lo hiciste”.



Caridad fraterna

La comparación es realmente exigente: ser como el Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos. “Sean, pues, perfectos, como el Padre celestial es perfecto”. Nos pide la perfección del amor, que está por encima de las razones humanas y saca su fuerza de la unión con el Señor.



La caridad es de Dios

El cristianismo no es un moralismo, pero sí tiene clarísimas normas morales. El modernismo que cada cierto tiempo resurge busca diluir la claridad y la exigencia de la moral predicada por el Señor. Su exigencia, por ejemplo en el ámbito de la caridad, supera cualquier moral natural. La caridad permanece para siempre, y nuestras buenas obras nos acompañarán en la eternidad.