Caridad



Talento de querer

En las lecturas de estos días encontramos una invitación a la vigilancia, esperando despiertos la llegada del Señor. En la parábola de los talentos podemos pensar en el talento que recibimos relativo a nuestra capacidad de amar. ¿Estamos haciendo que crezca el coeficiente de dilatación de nuestro corazón? La lectura del libro de los Proverbios destaca las cualidades de la mujer. Dios la dotó con mayor corazón.



Amar es servir

Si Cristo habita por la fe en nuestros corazones, entonces podemos vivir arraigados y cimentados en el amor. Entonces, amar será nuestro ejercicio, y será continuo como el respirar. El diseño de Dios para hacernos felices tiene como requisito la donación, sirviendo de todos los modos posibles. Desde santificar a los demás hasta hacerles la vida más grata.



Un dolor y un misterio

Jesús se reúne con los suyos –la primerísima comunidad cristiana- la tarde del domingo mismo de Resurrección. Quiere que sean un solo corazón y una sola alma. No son separables el amor a Dios y el amor al prójimo. Pensemos –decía san Juan Pablo II- que cada hombre lleva en sí un dolor y un misterio. Entonces tendremos comprensión, respeto, sensibilidad y paciencia hacia él.