Apostolado



Nos necesita para salvar

Uno de los pasajes más bellos del Antiguo Testamento es “La canción de mi viña” del profeta Isaías. Manifiesta ahí el dolor del Amado que cuida con esmero su viña y que al final no dio uvas, sino agrazones. Es el dolor del Corazón de Jesús por el rechazo de los hombres ante las muestras de su amor. Ese dolor ha de ser nuestro, y nos llevará al deseo de salvar almas, por el bien de ellas y por el contento del Corazón que tanto las ama.





Trigo y cizaña

En la sociedad encontraremos trigo y cizaña. Jesús cuenta con nosotros para seguir sembrando trigo. Podemos entender que ese trigo es la Eucaristía. Pensar en salvarnos solos no es cristiano. Sembrar trigo a voleo: manifiéstalo en todo, en cada detalle y cada signo.



Trasmite a otros tus encuentros con Jesús

Los amigos del paralítico que lo descolgaron por el techo sabían que bastaba “ponerlo delante de Jesús”, para que se obrara el milagro. En eso consiste la esencia de la vida espiritual y, gracias a ella, de todo apostolado. Decía el papa Francisco a los jóvenes: “También a ustedes Jesús dirige su mirada y los invita a ir tras Él. ¿Han encontrado esa mirada, queridos jóvenes?” Al intentarlo nosotros, podremos invitar a otros a que también lo hagan.