Saciar la sed de almas de Jesús
Jesús explica cómo, para el gran banquete preparado para nosotros, todos, sin excepción comenzaron a disculparse. Descubramos el dolor de su corazón al encontrar cerrados los corazones de los hombres. Pero cuenta con nosotros, nos envía a las calles y plazas, a los caminos y veredas, porque tiene ansia de que se llene su casa. Esa es nuestra tarea en la tierra: salvar almas.
Apostolado es darlo a Él
Corazaín, Betsaida, Cafarnaúm… ciudades cuestionadas… sus habitantes no se abrieron a la predicación de Jesús. Y eso les seguirá ocurriendo a sus enviados… y es que nosotros continuamos la misión del Señor. Meta tan alta no es posible sin la unión vital con Aquel que es el enviado del Padre.