Diciembre



2 de diciembre

Compartir el espíritu de María

Una nueva efusión del Espíritu Santo tiene lugar en la Anunciación. Vendrá también a nosotros el Espíritu si nos encuentra prescindiendo de nuestro propio espíritu, del espíritu del mundo y del de satán. Y encuentra, por el contrario, el espíritu de María. Aprendamos, por ejemplo, a tratar a Jesús en la oración con la delicadeza de María con el Niño que lleva en su seno y luego con el recién nacido. Con el espíritu de María en nosotros, la acción santificadora del Espíritu Santo será muy eficaz.



3 de diciembre

Iniciando el Adviento

El cristianismo se fundamenta en un evento, en una llegada, en una presencia. Nuestra fe no busca a Dios en la penumbra, como los pueblos que no aceptan la revelación cristiana, sino que sabe que ha sido Dios el que ha salido de su ocultamiento y nos ha buscado. Lo que sí se nos pide es preparar el corazón: darle a Cristo el lugar central. Nos bastará Cristo.



4 de diciembre

En el regazo de Santa María

La sola mención del nombre de María trae hasta nosotros el aire del paraíso. De belleza, de paz, de elevar nuestra autoestima al sabernos amados. Jesús nos invitó a ser niños, y queremos serlo pequeños, para caber en el regazo de María. Una vida fuera del regazo de María es demasiado complicada. Su vientre es el molde donde hemos de formarnos.