Julio



8 de julio

Presencia constante de la cruz

En los países de tradición cristiana nos encontramos constantemente con el signo de la cruz. Y, además, la hacemos sobre nosotros o la colocamos en nuestras habitaciones. Y esperamos tenerla entrelazada en nuestras manos cuando seamos cadáver. Pero ¿desentrañamos su sentido? ¿Vemos en ella la revelación de un Amor inconcebible? ¿Tomamos la nuestra, sabiendo que caminamos en pos de Jesús? ¿La amamos? San Juan Pablo II hablaba de ella como il dono della sofferenza.



9 de julio

 El pecado: maldad insondable

El relato del pecado original recogido en el Génesis nos recuerda el enorme daño para el hombre y para el cosmos que causó la culpa primera. Intentemos no acostumbrarnos a la presencia del pecado, de manera que siempre nos produzca un saludable shock. Situaciones frecuentes de pecado que se han convertido en un dato sociológico, pero que encubren una profunda iniquidad. Cuando el universo no puede más, reacciona, y Dios permite que se produzca una catarsis de equilibrio.



10 de julio

 La confesión, acción sagrada.

Valorar el regalo: Jesús ha muerto en agonía para que nuestros pecados fueran fácilmente borrados: basta nuestra contrición y la confesión de ellos. Es una acción sagrada en la que vamos ante el tribunal de Cristo. Estamos invitados a ponernos en presencia de Dios antes de acercarnos al confesonario, para enfocar el sentido de nuestro dolor: el que hemos causado a Aquel a quien amamos. Poner en práctica el carisma de la Obra: la confesión, pues de otra manera, estaríamos andando por las ramas.