Enero



2 de enero

Futuro con esperanza

Al inicio del Año Nuevo nos preguntamos por la esperanza. Esta virtud es medio indispensable para que se desarrolle el amor. El amor solo se desarrolla en condiciones favorables, es decir, en la conciencia de saberse amados. Detectar la raíz de nuestro desaliento, porque si me represento algo como imposible, dejaré de desearlo. De Dios obtenemos cuanto esperamos.



3 de enero

El Nombre de Jesús salva

La celebración litúrgica de hoy es una sencilla memoria libre. Pero, considerándolo despacio, la devoción al Santísimo Nombre de Jesús nos trae infinidad de bienes: hace a Dios tan cercano que podemos tratarlo con su nombre propio. Además, produce lo que significa: Yahvé salva. Hagamos la prueba: repitamos muchas veces Jesús, Jesús, Jesús… y se alejarán los demonios, y estará Jesús presente para salvarnos de todo peligro.



4 de enero

Sigue la estrella de Jesús

Jesús es luz, y con su luz llamó a los Magos a través de la estrella. El libro del Apocalipsis llama a Jesús “lucero de la mañana”: sigamos esa señalización única, intentando que nuestra vida se colme con su Presencia. El camino es largo y azaroso, pero confiemos: si alguna vez perdemos el rumbo, Él se conmoverá con nuestro deseo y volverá a manifestársenos muy pronto.