Enero



5 de enero

Ante el Niño, los Magos adoran a Dios.

En la liturgia de la palabra de la Solemnidad de Epifanía, aparece de continuo la actitud de los Magos: adorar al Niño. Y lo hacen porque es Dios. La principal de las herejías de la antigüedad, el arrianismo, le negaba la consustancialidad con el Padre. La herejía no acabó con la condena de Nicea, sino que todos, de alguna manera, tenemos un pequeño arriano que nos acecha. Por ejemplo, cuando se nos pierde la centralidad de Jesucristo y lo relegamos a un plano secundario.



6 de enero


El hilo negro del arrianismo

El primer concilio ecuménico, celebrado el año 325 en la ciudad de Nicea, definió la naturaleza divina de Jesús de Nazaret, consustancial al Padre. Es tentación frecuente presentar un Jesús no-Dios, buscando que tenga más aceptación en la sociedad. Corremos el peligro de ser arrianos, si no en la afirmación de la fe en la divinidad de Jesús, sí en la práctica, por ejemplo, cuando dudamos de la eficacia de los sacramentos o de la oración de petición.



7 de enero


Querer a los ángeles

Agradezcamos a Dios su creación más alta: la de las personas angélicas. Son poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su mandato. E intervienen además en nuestras vidas para custodiarnos y llevarnos al Cielo, que es su lugar propio. Agradezcamos también a los ángeles adoradores de la Eucaristía y a los que participan con nosotros en la liturgia de la Misa. Querámoslos y seamos amigos suyos.