Presencia Real



Discurso de la Promesa

Cuando sabemos que tendrá lugar un evento muy importante, lo preparamos cuidadosamente. Jesús hizo lo propio para preparar la Eucaristía, tal como nos relata por extenso san Juan en el capítulo sexto. Enciende la fe de sus oyentes multiplicando panes y peces, y después les habla del verdadero pan de vida. Repite palabras inequívocas: su carne será nuestro alimento y su sangre nuestra bebida. Procuremos abrirnos palmariamente a esa revelación.



La Eucaristía no es una reliquia

Es loable el interés de los devotos en obtener reliquias de santos. Pero una reliquia es algo inerte. En la Eucaristía, por el contrario, ¡está el Dios vivo! Redescubramos, con asombro agradecido, esa Presencia, sabiendo que el Huésped del Sagrario es enormemente sensible. Descubrir a María junto a la Eucaristía.



Deseo de instituir la Eucaristía

Metiéndonos en los sentimientos del Señor el Jueves Santo entenderemos un poco más profundamente su amor ante el prodigio eucarístico. La Eucaristía viene a ser el termómetro de nuestra fe y la razón última de todo avance en la santidad y de todo fruto apostólico.