Oración en general



Orar es ejercitar la fe

Jesús se retiró 40 días al desierto para orar. Seguramente tenía ya mucha “práctica” en los retiros de oración, durante su vida oculta. Revela que el hombre es un ser orante. Se puede orar de muchas maneras, pero siempre con el presupuesto de la fe. “Elevación o ascenso de la mente a Dios”, decía el Damasceno. Con sentimiento o sin él, con razonamiento o sin él, lo imprescindible es la fe.



Orar es subir sobre sí

María de Betania está a los pies de Jesús llenándose de la Persona del Señor. Bebiendo sus palabras. Ora y ama. Paradigma de toda alma orante… pero ¿cómo mejorar nuestra vida interior? Fray Luis de Granada ofrece unas definiciones muy acertadas sobre la oración. “Subir sobre sí y sobre todo lo creado para engolfarse en el piélago de bondad y dulzura infinita”.



Orar siempre

Jesús nos revela cómo ser hombres verdaderos. Y cuál es nuestra grandeza. Seres orantes, interlocutores de Dios. Nos salva cuando estamos comunicando con Él; decaemos si se corta esa respiración del corazón nuevo. Orar es estar siempre abierto al Otro.